lunes, 30 de enero de 2012
Y creer en monstruos...antes que en ti
Dame un beso, o dos. O mejor no me des ninguno. Dame un ábrazo que así
de paso me calientas, que tengo frío. Bueno no, ni te acerques. No
quiero ni olerte. ¿Para qué? ¿Para oler esa colonia que te pones porque
sabes que me encanta y me dan ganas de comerte? Para eso no. No te
acerques. Ni me toques. Bueno va, dame una pequeña caricia... pero
pequeña. No te emociones. No quiero que se me erice la piel por sentir
tu tacto. Regálame una rosa, pero que sea la que está más muerta. Lo que
importa es el detalle, ¿no? Así que poco importa el color de la rosa,
si le queda vida o no... Quiéreme, pero no me ames, que después viene
cuando mis sueños se estrellan. Cuando me prometes bajarme la luna, el
sol y las estrellas. Y lo más que consigues bajar, es de tu noveno piso a
la calle. Y en ascensor, para no cansarte. No me inventes historias de
amor. Cuéntamelas de miedo que son mejores, y a estas alturas prefiero
creer en monstruos que en ti.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario